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Fotograma de la película A Lullaby to the Sorrowful Mystery
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8 agosto 2024

Curso introductorio. Geografías desconocidas del cine contemporáneo

Dirigido a:

Todo público, en especial a cinéfilos y personas interesadas en descubrir y profundizar en el cine de países cuyas películas rara vez llegan a Latinoamérica. Este curso es una invitación a explorar filmografías ricas y diversas que, debido a la limitada distribución, suelen quedar fuera del alcance general. Estas películas a menudo solo están disponibles para especialistas, proyectadas en festivales de cine, escondidas en rincones perdidos de las plataformas de internet, o, más comúnmente, accesibles solo a través de la piratería digital. Perderse estas filmografías es pasar por alto una parcela muy rica y fértil del cine mundial. No se requiere ninguna formación previa. El curso se enfocará en proporcionar los elementos y el contexto necesarios para acercarse a autores y películas claves del cine contemporáneo de diversas latitudes.

Museo-Escuela es un espacio para el disfrute, la ampliación y la profundización del conocimiento alrededor del arte hoy. Cada curso ofrece una mirada particular sobre la historia, la teoría y la práctica artística, en la que las personas encuentran un espacio diferente para aprender, disfrutar y experimentar.

Presentación

«Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia, Suecia, Rusia y Japón son los siete países que han producido, digamos, el noventa y cinco por ciento de las obras maestras del cine mundial», dice el crítico norteamericano Richard Round, citado por Adrian Martin, en la introducción de los dos volúmenes de su obra Cinema: A Critical Dictionary. Más adelante, afirma también: «Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia son los tres países en los que se elabora la mejor y más influyente literatura crítica, porque el estudio del cine necesariamente está restringido a las metrópolis del mundo, Nueva York, Londres y París». Aunque la afirmación sea odiosa y prepotente, no deja de ser cierta desde una perspectiva anglo/euro centrista que deja al margen las consideraciones geopolíticas de sus aseveraciones, que mas que afirmaciones son enunciados performativos. Basta un breve ejemplo. La revista (británica) Sight & Sound realiza la más famosa lista de las 100 mejores películas de la historia, publicando una nueva versión cada década desde 1952. Para su edición de 2022, se esforzaron por elaborar una lista más incluyente y diversa que las anteriores, invitando a críticos, cineastas y curadores de todo el mundo a votar. Aun así, el resultado no hizo más que confirmar la idea de Round: el 85% de las películas incluidas en la lista pertenecen a alguno de estos siete países, cifra no muy distinta a la de años anteriores en que siempre superó el 90%. Sin duda alguna, el canon del cine está compuesto predominantemente por películas de estos países. El asunto es incluso más hegemónico si nos concentramos en el gusto del público. Hoy, el cine de EE.UU. controla el 75% de la taquilla de todo el mundo, porcentaje que se repite cuando uno consulta el número de películas que componen el top 100 de la historia de IMDb, el portal sobre cine más visitado en el mundo, lista elaborada a partir de los votos de sus usuarios. Estas cifras dicen algo obvio, que no por eso dejaremos de mencionar: existe una hegemonía cultural aplastante. Un puñado de países produce el cine que vemos todos, mientras que cientos de miles de películas, realizadas en los más diversos lugares del planeta, que recogen la riqueza de la experiencia humana en toda su variedad, han quedado relegadas a un rincón casi invisible, en el que su propia preservación, incluso, se ve amenazada. El arte, visto muchas veces como lo más excelso del espíritu, está mucho más apegado de lo que quisiéramos admitir a la composición política desigual del mundo y, por muy buenas intenciones que tenga el arte, no deja de escapar a las lógicas de dominación que atraviesan todas las actividades humanas.

Los números duros son datos de la realidad, pero no están exentos de crear mitologías. Se ha querido instalar la idea de que el cine de estos siete países se ha impuesto sobre los demás exclusivamente porque «es mejor». ¿Pero qué significa que un cine sea mejor que otro? ¿Cuáles son los resortes políticos e históricos de esa superioridad? Y, más importante aún, ¿qué puede decirnos del mundo ese otro cine «inferior»? No se trata de tirar por el piso la tradición estética del mundo, para proclamar, de forma perezosa, la igualdad de todas las obras y experiencias. El arte es también un campo de disputa en el que hay criterios y tendencias innegables. Pero ante una desigualdad tan abrumadora, sería necio dejar de preguntarse: ¿de qué nos estamos perdiendo al solo ver lo mismo? Cuando las listas dicen «las mejores películas de todos los tiempos», esos tiempos a los que se refieren se han creado ignorando ampliamente casi todo el mundo. Es un tiempo falso, porque ignora activamente la geografía del mundo, llena de otras cronologías que podrían disputar y enriquecer las ya existentes. Entonces, se hace necesario revisar la historia del cine y, quizá, reemplazar la idea de canon cinematográfico por la de constelación. Una idea mucho más horizontal, que pone en evidencia los criterios con los que el «mejor cine» se impone y crea una sensibilidad común.

En nuestra región, a partir de la década de 1960, un puñado de cineastas se atrevieron a desafiar este canon. Así surgieron los nuevos cines (el Tercer Cine y el Cinema Novo, como ejemplos más notorios), cuya rabia, potencia y lucidez poética supo sacudir los modos de ver y hacer cine, que también se vio replicado en otros continentes. Uno de sus principales frentes fue cuestionar los modos de legitimación y las exigencias coloniales a las que el cine se adapta según la mirada europea/anglosajona del mundo. Estos movimientos venían secundados por un contexto de efervescencia política y revolucionaria que la historia apaciguó, dejando esta nueva concepción estética como una promesa aún por cumplir.

En la década del 90 del siglo pasado, de nuevo, esa hegemonía sufrió nuevas grietas, pero de forma global, cuando justamente las «obras maestras» empezaron a venir de otras latitudes. A partir de entonces, los cineastas referentes de la cinefilia, aunque no los más vistos globalmente, empezaron a provenir de otros países: Abbas Kiarostami y Samira Makhmalbaf (Irán), Hou Hsiao-Hsien, Edward Yang y Tsai Ming-Liang (Taiwán), Pedro Costa (Portugal), Nuri Bilge Ceylan (Turquía), Jia Zhangke y Wang Bing (China), Lav Diaz (Filipinas), Lucrecia Martel y el cine de El Pampero (Argentina), Apichatpong Weerasethakul (Tailandia), Béla Tarr y Ágnes Hranitzky (Hungría), Adirley Queirós y Paula Gaitán (Brasil), Carlos Reygadas (México), Radu Jude (Rumania), Hong Sang-soo (Corea del Sur), Mati Diop (Senegal) y Abderrahmane Sissako (Malí), por mencionar solo algunos. Estos cineastas ocasionaron una desterritorialización de las geografías del cine. La mayoría de los cineastas mencionados no solo provienen de otras latitudes, de los márgenes geográficos y simbólicos, sino que su cine supone un replanteamiento radical de los esquemas de producción y criterios estéticos que regían hasta entonces. Este movimiento también vino acompañado de otros modos de entender las curadurías, la circulación y la producción teórica y crítica. En este nuevo contexto, Latinoamérica se ha transformado en un polo de producción crítica que constantemente disputa la hegemonía de un canon heredado del siglo XX.

Con todo, es mucho lo que resta por hacer. La aparición de las plataformas digitales de distribución y exhibición plantea nuevas formas de hegemonía y concentración cultural. Aunque la producción del mundo es más diversa que nunca, acercarse a otros cines sigue siendo difícil.

En este curso exploraremos el cine proveniente de geografía mucho menos exploradas como: Malí, Senegal, Camerún, Túnez, Ghana, Marruecos, Vietnam, Filipinas, Perú, Paraguay, Costa Rica, República Dominicana, Serbia, Georgia, Letonia, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, entre muchos otros.

¿Qué nos separa de las películas de nuestro territorio? En 1992 el colectivo Warmi produjo Antuca, de María Barea, pero la película sólo pudo estrenarse más de 30 años después. A partir de esta catástrofe, pensaremos algunas cuestiones del cine contemporáneo de Latinoamérica y el Caribe, su circulación, sus corrientes estéticas y políticas, sus autores y movimientos colectivos desde Perú, Ecuador, Paraguay, República Dominicana, Cuba, Costa Rica y Bolivia.

Filmografía:

  • Antuca, María Barea/Colectivo Warmi Cine y Video, 1992, Perú
  • Historias de Shipibos, Omar Forero, 2023, Perú
  • Ramona, Victoria Linares, 2023, República Dominicana
  • Hamaca Paraguaya, Paz Encina, 2006, Paraguay
  • Sólo la luna nos comprenderá, Kim Torres, 2023, Costa Rica
  • Antonio Valencia, Daniela Delgado Viteri, 2021, Ecuador

 

Acerca de Lucía Salas

Crítica de cine, programadora y cineasta argentina cuyo trabajo explora el cine del pasado y el presente. Co-edita la revista de cine La vida útil, es profesora en la Elías Querejeta Zine Eskola y programadora en Woche der Kritik y Punto de Vista.

Un pequeño mosaico de poéticas que dan cuenta de la diversidad cinematográfica del continente africano en el siglo XXI. De la ciencia ficción a la ancestralidad, del cine de género al documental sobre luchas urgentes, del afrofuturismo al afro-surrealismo. Frente a la omnipresente mirada europea y pensando desde Latinoamérica, ¿cuáles son las fuerzas de disidencia en el cine contemporáneo de África?  

Filmografía:

  • Moolaadé, Ousmane Sembène, 2004, Senegal
  • Les Saignantes, Jean-Pierre Bekolo, 2005, Camerún
  • Bamako, Abderrahmane Sissako, 2006, Malí
  • From a Whisper, Wanuri Kahiu, 2008, Kenia
  • Mille Soleils, Mati Diop, 2013, Senegal
  • Much Loved, Nabil Ayouch, 2015, Marruecos
  • Reluctantly Queer, Akosua Adoma Owusu, 2016, Ghana
  • Knuckle City, Jahmil X.T. Qubeka, 2019, Sudáfrica

 

Acerca de Victor Guimaraes

Crítico de cine, programador y profesor. Ha colaborado con publicaciones como Cinética, Con Los Ojos Abiertos, Senses of Cinema, Documentary Magazine, La Vida Útil y Cahiers du Cinéma. Doctor en Comunicación por la Universidad Federal de Minas Gerais, con estudios en la Université Sorbonne-Nouvelle (Paris 3). 

Como sucede con la literatura, quizás menos con la música, ligar cine y nacionalidad y de ahí hablar de una cinematografía investida por una bandera es un acto mecánico de la comprensión. Basta pensar a fondo la relación de un idioma con un territorio para entrever irregularidades y asumir acríticamente cualquier interpretación rígida de un lugar. El cine español es un ejemplo preciso.

El título de nuestro encuentro y la exigencia de quien dirige el curso imponen otra cosa. Hablar de una región ya no circunscribe todo a un criterio nacionalista. Una región es más que eso: implica una economía interconectada, una historia política común y, asimismo, un nomadismo lingüístico que nunca deja de remitir a la injerencia de una lengua extranjera o la lengua impuesta por un invasor. Quienes comparten una geografía, además, experimentan algo inmodificable: una sensación térmica, una física del tiempo. ¿Se puede pensar entonces la estética de una región a través de los cambios de temperatura, los regímenes de lluvias y cuestiones de esa índole?

Filmografía

En el encuentro, elegiremos a tres autores por región: Lav Diaz (Filipinas), Yeo Siew Hua (Singapur) y Tsai Ming-liang (Malasia). El último caso no es un error, Tsai nació en ese país, más allá de que se lo identifique con el cine de Taiwán. Bajo las consignas expresadas con anterioridad, se intentará pensar el cine de una región y sus autores más sensibles al territorio en el que viven o del que provienen.

Acerca de Roger Alan Koza

Crítico de cine (La Voz del Interior, Revista Ñ, Quid, Televisión Pública, Canal 10 de Córdoba, 102.3. Más que música) y programador (Doc Buenos Aires, Viennale, Filmfest Hamburg, FICIC). Responsable del sitio conlosojosabiertos.com.

Introducción que se centrará en discutir qué entendemos por cine contemporáneo, cuales son sus continuidades y diferencias con el cine moderno, así como el rol de la descentralización geográfica en el cuestionamiento de los canones cinematográficos anteriores.

Durante el siglo XX, la tradición cinematográfica europea estuvo dominada por una polaridad entre el cine de Europa Occidental y el cine soviético. La disolución de la URSS en 1991 marcó el fin de una era y dio lugar a nuevas naciones y un nuevo entendimiento geográfico. De esta transformación emergieron cines caracterizados por una visión crítica de la historia y nuevas poéticas nutridas por las tradiciones culturales locales. Este módulo explora tres décadas de cine en Los Balcanes, Europa Central y del Este, capturando los cambios sociales y políticos tras el colapso soviético. Analizaremos películas menos conocidas y redescubriremos clásicos, mostrando cómo el cine postsoviético ha evolucionado y su impacto en el panorama cinematográfico global.

Filmografía 

  • Depth Two, Ognjen Glavonić, 2016, Serbia
  • What Do We See When We Look at the Sky?, Alexandre Koberidze, 2021, Georgia
  • Godless, Ralitza Petrova, 2016, Bulgaria
  • The Autobiography of Nicolae Ceaușescu, Andrei Ujică, 2010, Rumania
  • Blockade, Sergei Loznitsa, 2006, Rusia
  • The Hostage, Laila Pakalniņa, 2006, Letonia
  • Quo Vadis, Aida?, Jasmila Žbanić, 2020, Bosnia y Herzegovina
  • The Turin Horse,  Béla Tarr y Ágnes Hranitzky, 2011, Hungría
  • The Other Side of Everything, Mila Turajlić, 2017, Serbia

 

Acerca de Jerónimo Atehortúa

Director, productor y crítico de cine. MFA de film factory de la Sarajevo Film Academy. Autor del libro los cines por venir. Director del largometraje Mudos testigos (en codirección con Luis Ospina). Como investigador y panelista ha participado de espacios como Cátedra Bergman (UNAN), Transversal Orientations (MoMA New York). CoCreador del Taller de Cine de Invasión Cine.

Metodologías

El curso es virtual sincrónico y está dividido en cuatro módulos, cada uno dedicado a una región particular del mundo. Las regiones se han seleccionado debido a su diversidad interna y a los elementos comunes y tradiciones que las atraviesan. Cada módulo estará a cargo de un tutor distinto, experto en la cinematografía de la región correspondiente. Estos tutores son curadores, críticos o cineastas que, a través de su trabajo, han explorado e investigado el cine de las regiones a su cargo.

 El taller propone explorar esas cinematografías desconocidas vistas desde Latinoamérica, filtradas por nuestras propias preocupaciones y visión de la historia del cine. Cada módulo incluirá una contextualización histórica, política y estética de la región, con un énfasis particular en el cine contemporáneo.

 Las clases se desarrollarán sugiriendo filmografía relevante y mostrando fragmentos de películas que ejemplifiquen las características del cine de cada región. Se discutirán la trayectoria de autores fundamentales para el cine del presente y se darán herramientas teóricas importantes para entender las tradiciones de las que proviene cada cine. Además, se sugerirán textos base para quienes deseen profundizar en las obras de los cineastas mencionados y en los temas de reflexión.