De la Calle ejerció la fotografía principalmente en su estudio y su trabajo se caracterizó por construir una estética del retrato que superaría la mera representación del sujeto. En ese sentido, trascendió las limitaciones del plano fotográfico al conquistar una tercera dimensión con llamativos y variados telones de fondo, objetos y disfraces, que permitieron a su variada clientela experimentar aventuras y cambios de imagen y personalidad en medio de fantasiosas escenografías. No obstante estos recursos escenográficos que recrean paisajes idílicos, escenas románticas y personajes heroicos, Benjamín de la Calle dio también un toque realista e incluso crudo a sus retratados, convirtiéndolos en personajes de narrativas entre fantasiosas y sombrías.
La fotografía de de la Calle es democrática pues sus sujetos provienen de ámbitos distintos, pero también moderna en la medida en que no se limita a la producción de un retrato sino a la construcción de situaciones, es decir, a contar una historia. En el espíritu de la fotografía contemporánea –de allí su vigencia- su producción fotográfica propone realidades paralelas desde el micro-mundo de su estudio. Si bien al fotógrafo le interesaba retratar personas, su fin último era crear universos alrededor de ellas, con ayuda de los elementos de vestuario y escenografía que importaba de Europa. De la Calle buscaba una identificación total entre el sujeto y la escena, en un proceso de construcción de personajes que lo llevaba a explorar universos alternos en una sociedad que despertaba al mundo.
Benjamín de la Calle. Registro del universo es una exposición de 22 de los retratos de Benjamín de la Calle que forman parte del núcleo de fotografía de la colección del Museo de Arte Moderno de Medellín. Ésta selección se exhibe en la sala A cielo abierto, una iniciativa del MAMM que busca llevar su colección a un público más amplio en los espacios públicos alrededor del Museo.