Diez años antes, Rueda realizó una serie de fotografías análogas de personajes góticos, más o menos cercanos a ella, que habían abrazado el lado oscuro y que formaban una tribu urbana que pululaba por alrededores de la Universidad Nacional y el centro de Bogotá. Estas imágenes se enuncian como mágicas porque los vampiros, por su condición sobrenatural de no reflejarse en espejos, no podrían aparecer en la fotografía análoga, mientras que en estas sí lo hacen. Son retratos de seres “B”, una categoría que Rueda utiliza para referirse a lo y los que están al margen, a quienes habitan a un costado de la norma, de la normalidad.
María Isabel se interesó desde entonces por lo oculto, lo anormal y lo sobrenatural ‒o “supernatural”‒, aspectos que describe delicadamente en múltiples medios incluida una extensa producción de dibujos en la que el amor y la comunión con el mundo también son centrales. Ese interés por lo esotérico llevó a Rueda a retratar lugares, personas e historias que son oscuras sólo a la luz de la idea modernista de progreso, en la cual la luz representa el símbolo del conocimiento racional. Esto se evidencia, formalmente, en la reflexión que hace en torno a las relaciones entre fondo y figura, y en la arquitectura como marco de lo visible.
María Isabel Rueda. Oscuro diario es la primera exposición de Revisiones, una serie de exposiciones del Museo de Arte Moderno de Medellín dedicada a revisar la producción de artistas colombianos de mediana carrera, la cual recoge alrededor de 15 años de su trayectoria en el arte. Desde los primeros trabajos en fotografía, pasando por su extensa producción de dibujos hasta sus videos y publicaciones, la obra de Rueda es un diario del lado B de la vida, de lo que no se cuenta, de lo que no se ve.
Imagen: María Isabel Rueda, Mi destino desnudo (fragmento) de la serie «Mi destino está en tus manos», 2010. Tinta sobre papel, 25 x 21 cm.