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Exposiciones Sonoras

Nicolas Collins. Alcance largo

Una exposición acusmática que pone de manifiesto el concepto de feedback, un elemento importante para el artista estadounidense Nicolas Collins, quien se ha interesado desde la década de los 80 por la música electrónica, siendo pionero en el uso de microcomputadoras en presentaciones en vivo, y ha hecho un uso extensivo de circuitos electrónicos caseros, radio, material de sonido encontrado e instrumentos musicales transformados, en una época anterior a los ordenadores portátiles y los sintetizadores asequibles.

Curaduría: Ricardo Arias y Jorge Barco

Calendar Del 10 de mayo 2023 al 01 de octubre del 2023

En inglés, “fetch” es un concepto utilizado en la jerga de navegación para definir la distancia que recorre el viento sobre aguas abiertas y/o para describir la distancia que recorre una ola antes de llegar a la costa, lo que en el contexto de esta instalación puede ser interpretado como una metáfora de la naturaleza impredecible y cambiante del feedback. Al igual que el mar, el sonido se extiende, creando una especie de «fetch» (alcance) sonoro, que se propaga en el espacio.

La retroalimentación o feedback es un efecto sonoro que se genera cuando el sonido captado por un micrófono se amplifica, sale por un altavoz y vuelve a ser captado por el micrófono, creando un bucle o retroalimentación que se traduce en sonidos caóticos e inestables que son recurso creativo y herramienta importante para la improvisación y la experimentación en el ámbito del arte sonoro y la música experimental.

Nicolas Collins -Nueva York 1954- es un compositor y artista sonoro formado en la tradición compositiva experimental estadounidense que ha hecho un uso extensivo de la retroalimentación en su obra, desarrollando dispositivos electrónicos, de hardware y software para generar y controlar el feedback, los cuales son utilizados en sus performances, instalaciones y composiciones buscando abordar la aleatoriedad.

En «Long Fetch», Collins controla la retroalimentación con un software diseñado por él mismo para crear una experiencia sonora inmersiva. La instalación presenta una serie de altavoces y micrófonos dispuestos en el espacio de la sala conectados de manera que configuran un circuito de retroalimentación. A medida que se generan o inducen sonidos en el espacio estos generan una reacción en cadena; los sonidos se emiten de los altavoces y se retroalimentan en el circuito, generando una atmósfera impredecible que evolucionan y cambian a lo largo del tiempo.

La instalación está diseñada para que el público pueda interactuar con ella, moviéndose por el espacio y experimentando con la acústica del entorno. La aleatoriedad de los sonidos y la imprevisibilidad de su evolución crean una experiencia sonora fascinante e inmersiva que invita a la contemplación y a la reflexión.

El feedback es un regalo musical que no cesa: sube el volumen del micrófono y deja que la acústica haga el resto. Me enamoré del feedback cuando era un adolescente en busca de vías baratas para acceder a la música electrónica en una época anterior a los ordenadores portátiles y los sintetizadores asequibles, y vuelve a mi repertorio con la periodicidad de un cometa. La media docena de micrófonos de Long Fetch cambian de altavoz en cuanto empiezan a retroalimentarse, produciendo tonos que varían con la distancia entre cada micrófono y su altavoz actual.  Estos patrones musicales responden a los sonidos del Lab3 tanto ambientales como interpretados”. Nicolas Collins

Nicolas Collins. Nueva York 1954.  Es compositor, artista sonoro y escritor. En la década de 1980, Collins fue un pionero en el uso de microcomputadoras en presentaciones en vivo, y ha hecho un uso extensivo de circuitos electrónicos caseros, radio, material de sonido encontrado e instrumentos musicales transformados. Formado en la tradición compositiva experimental, ha colaborado con John Cage, Alvin Lucier y David Tudor entre otros.

Collins también se sumergió en la escena de la música improvisada de Nueva York de la década de 1980. Usando instrumentos caseros que combinaban circuitos, computadoras simples e instrumentos tradicionales como trombones y guitarras colaboró ​​y actuó con Tom Cora , Shelley Hirsch, Christian Marclay y  John Zorn y otros.

Las composiciones de Collins piden con frecuencia a los intérpretes que respondan a señales musicales impredecibles, como en Devil’s Music (1985), en la que el artista pincha con fragmentos de radio en vivo, o Still Lives (1993), en la que un trompetista solista improvisa contra un CD que salta.  Collins pasó años en Europa, donde fue Director Artístico de STEIM (Ámsterdam) y compositor residente del DAAD en Berlín. Actualmente es profesor del Departamento de Sonido de la Escuela del Instituto de Arte de Chicago.  Su libro Handmade Electronic Music – The Art of Hardware Hacking ya en su tercera edición, ha influido en la música electrónica emergente en todo el mundo.

Esta exposición se realiza en alianza con Universidad de los Andes – Departamento de Arte