La exposición de Tatyana Zambrano tuvo por nombre Monadas, sin embargo las obras expuestas (videos y objetos) estuvieron lejos de ser “bobadas” o simples ademanes graciosos. En una aparente paradoja, detrás de lo que podría considerarse como un juego o una mera ocurrencia, sus obras suelen incorporar una aproximación al método científico de Descartes (observación, medición y experimentación, y la formulación, análisis de las hipótesis).
Así mismo, las herramientas son de baja tecnología y el laboratorio carece de condiciones controladas por lo que el experimento -al menos desde un rigor científico- usualmente es fallido. Sin embargo, esto no es problemático pues el motor de cada obra es la exploración abierta e ilimitada, una experimentación en la cual las conclusiones son secundarias. Lo que importa a la artista es la formulación de posibles hipótesis y la consecuente puesta en marcha del experimento que cada una plantea.
Es allí donde radica la poética de las obras del artista-posibilitarista, virtuoso de lo hipotético y proclive al ensayo que, en vez de plantear soluciones para la vida, provee una lista interminable de preguntas. ¿Cómo terminar de matar a una piedra?, ¿cómo se comporta un vaso de leche sobre una lavadora?, no son preguntas cuya respuesta nos inquiete de antemano. Pero los experimentos que nacen a partir de estas preguntas nos acercan a una dimensión de la vida que pasamos por alto en nuestra diaria existencia, una vida en la que certeza, progreso, ganancia, utilidad, éxito y fracaso no hacen parte de la ecuación: la vida como tentativa ampliada.