Esta exposición, curada por Lilian Tone, presentó la obra de Kentridge desde finales de los años ochenta hasta el momento, resaltando cómo sus técnicas y las diferentes disciplinas artísticas se dilucidan y alteran mutuamente como parte de un proceso creativo marcado por una fluidez continua de transformación y movimiento.
Fortuna fue concebida como una estructura-instalación compuesta por cuatro secciones principales: La sala del exceso, Una mirada hacia atrás, Tiempo vertical y La sombra de una sombra; exhibió cerca de 100 obras que datan de 1989 a 2012 y recoge todas las técnicas trabajadas o “inventadas” por William Kentridge. Una de las particularidades del montaje es la relación especial que propuso entre las obras y el espacio expositivo con la intención de emular la actividad de un artista en su estudio, más que recrear el estudio en sí, buscó mostrar la sobreabundancia de imágenes e ideas que convergen en la construcción de una obra o en el trabajo de prueba y error que se da en este lugar.
Esta muestra coincidió con la muestra Constelaciones del artista colombiano Mateo López, quien fue seleccionado en 2012 por Kentridge para trabajar un año bajo su guía, en el marco de la Iniciativa Artística Rolex para Mentores y Discípulos.