La acuarela es una técnica basada en el juego de transparencias y veladuras de color que potencia la expresividad de la imagen y que la pintora complementa al integrar frases o palabras. En 1948 Débora Arango acababa de regresar de México, donde aprendió la técnica del fresco que, como la acuarela, exige una gran habilidad en la velocidad de aplicación del color por la rapidez del secado del pigmento sobre el soporte.
Esta obra narra un fragmento de los sucesos desencadenados por el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán en 1948; también revela la mirada de la pintora acerca de este hecho y de los problemas afines que surgieron: la violencia, la división política, el papel que la Iglesia jugó entonces, entre otros. La génesis de la obra Masacre del 9 de abril se encuentra en la transmisión radial de los hechos posteriores al asesinato de Gaitán, según lo expresa la artista: Cuando mataron a Gaitán no había televisión, por supuesto, y me puse a escuchar por radio todo lo que sucedía en Bogotá: la forma como asesinaron a Gaitán, lo ocurrido con su asesinato, las mujeres en las torres de las iglesias echando a volar las campanas, las monjas saliendo de los conventos… todo lo que describían lo iba pintando. Sin darme cuenta terminé haciendo un boceto para fresco y me repetía: “¡Ay, que algún día yo pueda convertir esto en un mural! Mucha gente entendería, a través de él, el significado de esta absurda violencia. Jamás lo logré…” (Sierra y Uribe, 1984).
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