Como otras series de Luz Elena Castro, Tiempo de Mujeres (s.f) busca controvertir las formas de la representación femenina en el arte. Aquí la mirada de la fotógrafa no está mediada por la cosificación o por la idealización, tampoco posee por los sesgos de los roles tradicionales, por el contrario, los instantes que Castro congela en el tiempo buscan el quiebre, el desbarajuste de las preconcepciones en torno a lo femenino. Las mujeres que aparecen en estas fotografías están aisladas de lugares y labores que forzosamente les han sido legados; en Tiempo de Mujeres no se trata exclusivamente de lo doméstico, de la maternidad, la crianza o el matrimonio, sino que se explora el amplio espectro que habita más allá de esos escenarios, el amor, la ira, el tedio, etc. Estas imágenes nos presentan la necesidad de que la humanidad femenina se entienda de una manera más global, no tipificada por lo que demanda el rol de género. En las fotografías de Castro, la figura femenina no es estática o pasiva, sus mujeres no reposan inmóviles esperando ser contempladas, no son musas, pero tampoco heroínas, son simplemente mujeres que en sus batallas cotidianas enfurecen, se apasionan, fallan, se quiebran, resisten y vuelven a empezar. Sin proponérselo, en sus acciones desconocen aquella diferenciación radical entre hombres y mujeres que ha hecho del universo masculino un campo restringido durante siglos, cuestionan esta realidad, sus límites y restricciones y desde su cotidianidad contribuyen a su ruptura.
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