La artista antioqueña tuvo una vida relativamente tranquila y gozosa a pesar de las enfermedades que sufrió de pequeña –de forma más notable un paludismo crónico–, lo que también le permitió retratar un entorno fraternal, festivo, lúdico e incluso mundano. En la obra de Débora Arango, una mujer culta y cosmopolita para su época, el compromiso social no inhibe la espontaneidad o la atención por las cosas más cotidianas e incluso superfluas de la vida: un día al aire libre, unos bañistas en la playa, la mera idea del placer. La pintora reivindicó su derecho a ver la cara amable de la realidad durante toda su existencia y por eso el baile, el juego, los viajes, las vacaciones y los retratos de personas por las que sintió afecto, encontraron un lugar significativo en su obra. En La pareja, una obra relativamente tardía que pertenece a este filón, se ve una pareja en bañador en actitud de disfrute: recostados sobre tumbonas, con una pelota playera a la mano y gorros que, más que proteger del sol, sugieren un entorno festivo o carnavalesco. Ambas figuras se representan de manera inusual, quizás según el espíritu de la época: él con barba y pelo largo, ella con pelo corto y bikini acomodándose al abrazo de su compañero. Estilísticamente, La pareja es característica de la última etapa de Débora Arango en la que la pintora había desarrollado un particular estilo personal que se aleja del academicismo de sus primeros años y subjetividad y en algunos casos la irreverencia priman sobre la necesidad de representar.
La pareja
1976
Técnica: Acuarela sobre papel
Dimensiones: 23 x 30 cm
N° inventario: 1
Fecha de ingreso a la colección: 1986
Tipo de adquisición: Donación del artista